El Festival de la Música del Litoral y dos noches para la historia
La segunda noche, correspondiente a la primera reprogramación de la 55.ª edición del Festival de la Música del Litoral y 17.ª del Mercosur, se llevó a cabo el pasado 8 de diciembre, desbordando de música, tradición y emociones el Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. Por María Luz González
Con una masiva asistencia de público llegado desde provincias como Chaco, Corrientes y Córdoba, así como desde los países vecinos Brasil y Paraguay, la velada estuvo marcada por el talento de artistas consagrados y emergentes.
El escenario comenzó a vibrar con la presentación de los ganadores del Pre-Festival. Joaco Rodríguez, junto al grupo Helen Samble, con un estilo de folclore moderno adaptado a las nuevas generaciones, y el grupo Irundy, de Corrientes, demostraron por qué merecieron el reconocimiento, con interpretaciones que combinaron autenticidad y profesionalismo.
El público, ya encendido, disfrutó de un recorrido por la esencia del litoral con Los de Imaguaré, quienes ofrecieron una actuación cargada de poesía y nostalgia. La noche alcanzó su punto máximo con la inigualable Soledad Pastorutti. “La Sole” desplegó toda su energía, con el tradicional reboleo del poncho, haciendo cantar y bailar a un auditorio que no dejó de aplaudir. La comunión entre artista y público fue total, dejando un cierre inolvidable para una jornada llena de emociones.
La tercera noche, inicialmente pospuesta por el mal tiempo, tuvo lugar el martes 10 y cumplió con creces las expectativas. A pesar de los inconvenientes, el público volvió a colmar las gradas, dejando en claro que el festival es mucho más que un evento: es un símbolo de identidad cultural.
El Chango Spasiuk fue una de las grandes figuras de la velada. Su virtuosismo en el acordeón llenó el escenario de magia, transportando a los presentes al corazón del chamamé. También destacaron las actuaciones de los Hermanos Brítez, Chamamé Chamigo y el Trío Santa María, quienes aportaron autenticidad y emoción a la noche.
Uno de los momentos más significativos fue la entrega del Mensú de Oro, el máximo galardón del festival, al ícono del chamamé Ramón Méndez. El homenaje, cargado de aplausos y emoción, reconoció la invaluable trayectoria de un artista que ha dejado una marca imborrable en la música regional.
Ambas noches reflejaron la esencia del Festival de la Música del Litoral y del Mercosur: un encuentro de culturas, tradiciones y emociones que une a artistas y público en una celebración única. La edición 55 demostró que, a pesar de los desafíos, el festival sigue siendo el corazón que late al ritmo del río.